lunes, 26 de noviembre de 2007

UNA INFORMACIÓN SIN CONTROL

Vivimos en la sociedad de la información, un espacio en el que la llegada masiva de datos, encuestas, informes, estadísticas, nos satura de tal modo que el efecto es el contrario al que se busca al hacerlos públicos: realmente estamos desinformados. Disponemos de infinidad de documentos sobre muchos temas distintos en televisión, prensa, radio, por internet... pero no somos capaces de asimilarlos y analizarlos como merecen. No obsante, la culpa no es nuestra porque bastante a menudo los medios difunden ideas erróneas, contradictorias o que carecen de apoyo científico y las muestran como si fueran reales, plenamente comprobadas, sin posibilidad de refutarlas.
Lo cierto es que los medios tienen el poder de decidir cuándo y cómo transmiten una información, y nosotros nos mostramos sumisos ante todo cuanto nos llega, aunque no siempre lo haga de la mejor manera que cabría esperar. Es muy peligroso ofrecer temas que implican consecuencias sociales, económicas, políticas o medioambientales, ya que una costumbre muy extendida en nuestra sociedad juega en contra: el "boca a oreja" puede ser trágico si no se conoce en profundidad la información y se cuenta de forma equivocada. Se trata de un arma de doble filo porque nos enteramos de lo que ocurre a nuestro alrededor, pero de forma imprecisa y la contamos tal y como creemos que es.
Así, por poner un ejemplo, cuando se dio a conocer el tema de la gripe aviar, la alarma social no tardó en extenderse porque la mayor parte de la población no había indagado en el tema y muchos pensaban que jamás podríamos volver a comer pollo con total seguridad de no morir contagiados, cuando precisamente, al existir este tipo de peligros, se activan más controles y por tanto, la seguridad es mayor. En casos como éste, la información llega rápido y mal, lo que pone de manifiesto uno de los errores más comunes del periodismo: muchas veces, las prisas por hacer pública la realidad priman sobre el verdadero valor de la noticia, que siempre debería ser veraz, de calidad y no dar lugar a ningún tipo de confusión.
La clave estaría en analizar todo lo que vemos, oímos o leemos con la profundidad de alguien que realmente quiere estar informado y tener unos conocimientos, al menos, generales, de nuestro mundo. Es habitual que una persona lea un periódico, pero no comprenda lo que está escrito, o que otra mire la televisión, pero no vea el foco de la noticia. Solemos confiar en la gente de la calle porque nos suele contar su verdad de un modo ameno, distendido, alejado de la seriedad que difunden los medios. Ahí está la equivocación: las personas de nuestro entorno no tienen rigor, sólo narran, comentan, opinan. Se pierde así, la esencia pura del periodismo: la objetividad, que nunca podrá lograrse si no se contrastan los datos, no existe plena confianza en las fuentes y, sobre todo, no nos apoyamos en los medios. Es otro error recurrir a un sólo medio para saber lo que pasa: lo deseable sería profundizar en todo tipo de medios que estén a nuestro alcance para poder detectar errores o contradicciones, que son más habituales de lo que pensamos.
La confusión radica en que aceptamos como bueno o verdadero todo lo que se publica, se emite o se difunde, y no siempre es así. Prueba clara de ello es el pseudo-periodismo que nació hace relativamente poco a través de internet y que consiste en que hoy en día, cualquiera puede contar lo que sabe sin haberlo probado y exponiendo así a la sociedad a ideas falsas, dudosas, que en casos extremos, pueden provocar la alarma. Creemos que todo lo que se cuelga en internet es veraz porque pensamos que lo cuenta alguien que sabe más que nosotros. Y no sabe más el que más prisa se da en informar, sino el que desconfía de sus datos, los pone a prueba y los ofrece tarde, pero con plena seguridad de que son ciertos.


A.M.N

1 comentario:

davinchy dijo...

que gran verdad Ali. También pasa con la Historia...